DIOS TE QUIERE FELIZ
¡No podemos poner en duda las intenciones
de quien ha dado su vida por nosotros!
De repente, se introduce la sospecha de que Dios tenga unos intereses ocultos, y que su voluntad hacia nosotros no sea desinteresada.
La única respuesta posible a esta distorsión tan grave y maliciosa, que supone dudar del amor de Dios, la encontramos en el Corazón de Jesús.
La causa de la infelicidad es, simple y llanamente, el no ser capaces de amar.
¡Dios te quiere!… ¡Dios te quiere feliz!… ¡Dios te quiere santo!
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